Domingo, 5:30, suena el despertador. Doy un bote de la cama como nunca había hecho. Llevo por lo menos 5 años intentando ir a ver (u oír) la berrea del ciervo y hoy por fin lo voy a conseguir. Además, si la suerte acompaña es posible que veamos lobo.
El domingo que quise madrugar
El domingo que quise madrugar
El domingo que quise madrugar
Domingo, 5:30, suena el despertador. Doy un bote de la cama como nunca había hecho. Llevo por lo menos 5 años intentando ir a ver (u oír) la berrea del ciervo y hoy por fin lo voy a conseguir. Además, si la suerte acompaña es posible que veamos lobo.