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De las cosas que más me han gustado siempre de las ciencias veterinarias ha sido sin duda la etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal. Y si esos comportamientos están conservados o de alguna manera explican lo que les pasa a los humanos, ya entro en éxtasis.
Así que el experimento que te voy a contar hoy de Nikolaas Tinbergen me flipa.
Este señor se considera uno de los padres de la etología y no te lo comas de vista que le dieron el premio Nobel por esto.
Mira lo que hizo (bueno, el tipo haría muchas cosas en su vida, yo te cuento una).
Resulta que hay unas gaviotas (las gaviotas arenque adultas) que tienen un puntito rojo en el pico. Y los polluelos recién nacidos van a picotear ese puntito rojo instintivamente. Los padres entonces, a las que le picotean, les dan de comer.
Pues al bueno de Tinbergen no se le ocurrió otra cosa que hacer unas cabezotas de gaviota falsos y ponerles un punto rojo más grande. Aunque en principio pensó que era un engaño muy burdo y que los pollitos pasarían, se equivocó.
Y estos empezaron a picotear como locos el punto rojo ese más grande que el de los papás.
Así que en lugar de un punto rojo se le ocurrió poner 3 puntos rojos.
Los pollitos se volvieron locos a picar.
Así puntito a puntito, Tinbergen descubrió lo que en ciencia se llama estímulos supernormales. Un estímulo supernormal es una versión intensificada de la realidad, que suscita una respuesta más fuerte que la respuesta normal.
Y ahora estás pensando.
Muy bien pero eso será cosa de los pollos esos medio tontos.
Pues no querid@ suscriptor@, tú y yo estamos rodeados y extasiados con multitud de estímulos supernormales.
Es que somos animales, y eso es estupendo. No el más listo, ni el que domina el planeta ni nada de eso. Bueno sí, el más soberbio probablemente sí. Estamos contínuamente empeñados en buscar eso que nos diferencia de los animales.
En fin.
Te pongo un ejemplo de estímulo supernormal al que estás contínuamente sometid@: la comida hipercalórica. Una hamburguesota gigante con un montón de queso derretido que le cae por los lados y miles de salsas grasientas es la versión supernormal de un conejillo cazado en el campo en nuestra época de cazadores recolectores.
Nuestro cerebro no ha cambiado desde entonces, así que de alguna manera estamos viendo ese pico con tres puntos rojos, nuestra dopamina se dispara, y nos zampamos la hamburguesa como si no hubiera un mañana.
Más estímulos supernormales: l@s model@s con una combinación ideal de luz, maquillaje y Photoshop nos envían una imagen irreal de las personas; los videojuegos son una forma más concentrada de jugar que los juegos de mesa, los licores de alta graduación son una forma más concentrad de alcohol que una cerveza, las redes sociales nos envían más likes en unos minutos que los que podemos obtener toda la vida en nuestro trabajo, …
En fin, estamos rodead@s de picos falsos de gaviotas con 3 puntos por todos lados que ponen nuestra dopamina a tope.
Y el tema que nos ocupa esta semana, de la adicción a los móviles es un ejemplo increíble de estímulo supramáximo.
Estos experimentos los he sacado de un libro llamado Hábitos atómicos de James Clear, que ahonda en cómo crear hábitos beneficiosos y descartar los nocivos de nuestras vidas. Es uno de los mejores libros que me leí el año pasado, de esos que realmente te calan y te cambian. Te lo recomiendo mucho.
Bueno pues poquito a poquito creo que ya vamos entendiendo qué pasa en nuestro cerebro para que andemos como zombies todo el día con el móvil.
Un abrazo
Txus
One of the things I have always liked most about veterinary science has always been, without a doubt, ethology, the science that studies animal behavior. And if those behaviors are conserved or somehow explain what happens to humans, I'm ecstatic.
So the experiment I'm going to tell you about today by Nikolaas Tinbergen is really cool.
This gentleman is considered one of the fathers of ethology and don't eat it by sight that he was awarded the Nobel prize for this.
Look what he did (well, the guy would do a lot of things in his life, I'll tell you one).
It turns out that there are some gulls (the adult herring gulls) that have a little red dot on their beaks. And the newly hatched chicks will instinctively peck at that little red dot. The parents then feed the ones that peck at it.
So Tinbergen came up with the idea of making fake gull heads and putting a bigger red dot on them. Although at first he thought it was a very crude deception and that the chicks would pass, he was wrong.
And the chicks began to peck like crazy at the red dot, which was bigger than that of the parents.
So instead of one red dot, he decided to put 3 red dots.
The chicks went crazy pecking.
So, dot by dot, Tinbergen discovered what in science is called supernormal stimuli. A supernormal stimulus is an intensified version of reality, which elicits a stronger response than the normal response.
And now you are thinking.
Very well, but that will be a thing of those half-witted chickens.
Well no dear subscriber, you and I are surrounded and enraptured with a multitude of supernormal stimuli.
We are animals, and that's great. Not the smartest, not the one who dominates the planet or anything like that. Well yes, the proudest one probably is. We are continually determined to find that which differentiates us from the animals.
In short.
Let me give you an example of a supernormal stimulus to which you are continually subjected: hypercaloric food. A giant hamburger with lots of melted cheese dripping down its sides and thousands of greasy sauces is the supernormal version of a guinea pig hunted in the field in our hunter-gatherer days.
Our brains haven't changed since then, so somehow we're seeing that spike with three red dots, our dopamine spikes, and we scarf down the burger like there's no tomorrow.
More supernormal stimuli: models with an ideal combination of light, makeup and Photoshop send us an unreal image of people; video games are a more concentrated form of gaming than board games, high-proof liquors are a more concentrated form of alcohol than a beer, social networks send us more likes in a few minutes than we can get all our lives in our work, ...
In short, we are surrounded by fake seagulls with 3 dots everywhere that put our dopamine to the top.
And the subject that occupies us this week, the addiction to cell phones is an incredible example of supramaximal stimulus.
I have taken these experiments from a book called Atomic Habits by James Clear, which delves into how to create beneficial habits and discard the harmful ones from our lives. It's one of the best books I read last year, one of those that really sinks in and changes you. I highly recommend it.
Well, little by little I think we are already understanding what happens in our brain so that we walk around like zombies all day with our cell phones.A hug
María