Ayer estuve de mona en Tabarca, una isla preciosa que hay enfrente de Alicante.
No sé por dónde andas por aquí, en pascua es costumbre comer la mona, que es un bollo con un huevo duro en el centro.
Últimamente, es costumbre ponerles un pollito. Javier, el hijo de mi amiga Ana de 6 años recogió 4 pollitos de las monas de otros comensales.
También fuimos a comer un caldero estupendo.
Javier, como buen niño acabó antes de comer. Los otros niños de la mesa, que eran más mayores, se salieron a jugar por el pueblo y él se quedó con su plato de calamares y croquetas y sus 4 pollitos.
La comida fue larga, pero el nene se portó fenomenal. Cogió sus 4 pollitos, y los restos de patas y calamares e hizo un puente de patatas que comunicaba la croqueta con el calamar.
El calamar era una piscina. El pollito atravesaba el puente de patatas y se tiraba a la piscina.
En las mesas de los alrededores ya había varios niños de la edad de Javier con el móvil, viendo yo que sé.
Y perdiéndose las increíbles aventuras de un pollito en un calamar.
Con lo que les demos, ellos harán. Y es mucho mejor para su pequeñito cerebro en formación explorar las múltiples combinaciones de una patata, una croqueta un calamar y un pollito, que ver vídeos de youtube en bucle.
También cavó, se mojó los pantalones, exploró buscamos nidos de gaviotas con los murciélagos e hicimos una bandera pirata.
Hoy sigue siendo festivo por aquí, pero atent@ que vienen nuevas ideas para incentivar esa exploración natural que tod@ niñ@ tiene.
Un abrazo
Txus, veterinaria científica.