Cuando grité a mi hija
Y me sentí fatal
El otro día llegué a mi casa tarde.
Todo el día trabajando. Esto de ser veterinaria científica da una faena que no veas.
El caso es que estaba reventada, y cuando estoy así, salto enseguida.
No me enorgullece decirlo.
Subí a la habitación de mi hija para avisarle de que la cena estaba lista y me la encontré tumbada en la cama viendo una serie de Netflix en su ipad.
Y todo,
todo,
todo
Tirado por el suelo.
Y me dió una rabia que no pude controlar.
Le grité que arreglara la habitación.
Luego de estar un rato más descansada me sentí fatal. Mi hija no me dió ningún beso al acostarse y a pesar de que recogió su habitación, la tensión se notaba en el ambiente.
Así que cuando ví el vídeo que Celia Tejealas te regala por suscribirte a su newsletter me ví muy reflejada.
En ella comenta una situación parecida, lo cual me hizo ver que no soy la única madre del universo que ha gritado a sus hij@s por tener las cosas desordenadas y se ha sentido mal.
Uf, ¡que alivio!.
Pero no solo eso sino que te ayuda a darle la vuelta a esa situación y aprovecharla para que repercuta en una mejor convivencia de todos los habitantes del hogar.
De una manera magistral.
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Un abrazo
Txus